Peleando con la vida descubrí que mi único rival eran mis propias debilidades y pelear por los sueños la única forma de superarme. Dejé de temer la posibilidad de perder supe que no era yo la mejor y quizás nunca lo sea; pero me dejó de importar quién ganara o perdiera. Ahora me importa simplemente conocerme mejor que ayer.
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