No iba a hacerlo, pero voy a aprovechar ahora que tengo la cabeza fría a hacer un resumencito bien corto del año, porque después no me conecto y tampoco es que quiera ponerme a escribir un libro.
Y, honestamente, no puedo decir que fue el peor año. Por más irónico que suene, en ocho años debe haber sido uno de los mejorcitos. Pasé por mierdas, sí, pero puedo asegurar que he pasado por situaciones bastante peores, el problema fui yo misma, que encaré terriblemente mal las cosas a causa del cansancio de tener que cargar con responsabilidades de adultos. Pero bueno, no me voy a quejar más sobre eso. Ni sobre eso ni sobre ninguna otra cosa en especial. Me resta agradecer por las cosas buenas, por haber retomado el contacto con personas que no me hablaba más y de verdad extrañaba, en fin, por las cosas típicas y no tan típicas que suceden en el correr de 365 días. Arranco el 2014 sin metas, me las iré proponiendo a lo largo del tiempo. Me estoy alejando de las cosas que me hacen mierda y con eso ya he mejorado muchísimo.
Y odio dar consejos, pero lo mejor que puedo recomendar es el cuidar a las mascotas que sufren horrible la pirotecnia y ésta época es especial para que los animalitos se pierdan, comer todo lo que se quiera hasta quedar así si es necesario; ☺ , empedarse, no romperle las bolas a la gente,no hacer promesas al mismísimo pedo si no se van a cumplir o siquiera intentarlo, y sobre todo, no esperar que un año les venga a cambiar la vida, que esas cosas dependen de uno mismo.